Final Concert: Pics and Songs

On Researchers Night, on September 28, 19h at CCCB , we celebrated the final concert of Lught on the...

Winning selections 2014

Winning selections  2014

Una llum en la mar brilla, Óscar Font Solé. ESO. Col·legi Sant Miquel. Listen Una llum al mar brilla of Sanjays
Una llum en el mar brilla, què serà? em pregunto jo,
serà així tota la vida? o només quan hi ha claror?
M’ho pregunto i m’ho pregunto i m’ho torno a preguntar
i en un quadern apunto, el que d’ella vaig pensar.

Serà l’or que es reflecteix d’un tresor que es va enfonsar
i ara un trist i simple peix l’ha obert i l’ha fet brillar?
serà l’ampolla d’un nàufrag que mig desesperat
va escriure a corre cuita un missatge inesperat?

Serà l’olla d’un gran xef que fa receptes d’amor
i va marxar a UNICEF per treure el mal humor?
Serà un peix, color de plata que canviava de color
quan menjava xocolata i es tornava bicolor?

Serà l’anell d’una sirena que va perdre’l en el mar
mentre nedava serena a la vora d’un gran far?
Serà un pobre submarí que es va quedar estancat
quan veia el fons marí ben mirat de bat a bat?

O serà un submarinista que va extraviar una lot
i per no tornar-la a perdre, va ficar-la dins d’un pot?

Serà un petard de gresca que a l’Antàrtida han tirat?
potser allà avui és festa… la ciutat ha respirat!

No és el peix de xocolata
ni el submarinista de la lot
ni el submarí estancat
ni d’Antàrtida, el petard
no és l’or que es reflecteix
ni és el xef de l’Unicef
ni l’anell de la sirena
ni el flascó del missatger.

És la lluna, tan bonica, que en el mar es reflecteix,
en el mar ella hi és clònica, no és l’olla ni és el peix.

Deu ser ella, la que balla amb els estels al voltant,
o la seva germana bessona, la que viu a dins del mar.

Fitzgerald, Xavier Sirés. ESO. Maristes Valldemia. Listen Fitzgerald of Islandia Nunca Quema
Scott fue un tipo brillante,
Un genio y un monstruo,
Una estrella entre satélites.
Llegó a Europa navegando, en barco.

Y se diría que él lo iluminaba.
Era como un faro desorientado
En la mitad del Atlántico.
Zelda bebía, quizás demasiado.

Era el lastre de aquel viaje.
El ancla que arrastraba
Un diamante americano.
Un curioso caso, el suyo.

Ella, roída por la envidia,
Como si fuera un ácido,
Y él… él tan lleno de lucidez.
En ese barco no había viajantes.

Solo había un faro, que alumbraba
El agua de sal y azul con su foco
Amarillo, y un peso borracho,
Inestable,

Empeñado
En
La
Espuma.

El guardián de las costas desiertas, Adrià Ibáñez. ESO. INS Tremp. Listen Antarctica de The ICFO Entangled Band
Me acurruco de forma instintiva y me entierro aún más en el saco de dormir. No es la primera vez que me enfrento a vientos aterradores: el rugido nocturno de una corriente de aire en el Himalaya, el inquietante aullido de una tempestad en la Patagonia… Esto es peor. El suelo tiembla cuando la siguiente ráfaga se abalanza sobre el macizo Wohlthat de la Antártida, ignorando al pequeño visitante que tiembla de frío. Me levanto rápidamente al comprender que la tienda se está rompiendo. De repente, se desliza torpemente dentro de un agujero glacial que se abre bajo mis pies. Salto hábilmente para evitar el frío baño antártico. El paisaje que contemplo es sin duda el más tranquilo y bello que el hombre ha pisado en la Tierra, cada vez más frágil y menos poderosa. La pacífica vista se apaga al abordarme el horror que paso a contemplar: El inmenso mar helado se abre inexorablemente hacia mí. Echo a correr hacia las montañas Gruber, escapando de la fuerza que me persigue. El frágil suelo escayolado se rompe a mis espaldas. El correr acaba temprano cuando la carrera de desmoronamiento del hielo cesa de repente. Fatigado, rehago mi camino hacia la base, con el walkman haciendo sonar en mi cabeza alguna canción de Bowie. Disfruto del fresco aire que se respira a 2100 metros, cerca del monte Krakken. Tres horas después, a través del Pendiente Helle, me encuentro cansado, atrapado en las Tierras de la Reina de Maud. Sonrío porque recuerdo que tengo que disfrutar el momento, no pensar en el futuro ni en el pasado, tan lleno de incertidumbres y de incomprensión. Yo, un viejo viajero solitario que tiene a la naturaleza como única amiga. En la civilización, dudo mucho que conozcan de mi existencia. Soy un simple caminante sin camino, que hago camino al andar, sin miedo a la muerte. Sigo mi travesía con sosiego por el infinito mar helado cuando un ruido me sobresalta. Al volverme , la belleza de la escena, mezclada con la curiosidad, hace que piense más dónde estoy. No puedo creer lo que se abalanza delante de mis ojos…

¿Qué es la belleza? Ibsen aseguraba que es una convención, una moneda que tiene curso en un tiempo y en un lugar. Sócrates, la hermosura la definía como la tiranía de corta duración. Y es eso exactamente lo que es. Cuando visito Quelccaya, en Perú, tengo la sensación de estar visitando un enfermo terminal. Sabes que no hay nada que hacer, salvo ver cómo se consume, azotado por las consecuencias del cambio climático. Los datos sin más no cambiarán la conducta humana. El instinto humano es preocuparse sólo del aquí y ahora. Cuando la gente se queda sin casa por culpa de un incendio, dicen “¡Eh! ¿Qué está pasando aquí?” Y ya está empezando a ocurrir. En algún momento el debate cambiará rápidamente. Parecerá que ha ocurrido de la noche a la mañana. La indiferencia a lo que pasa a nuestro alrededor se ve reflejada en nuestros actos, ignorantes y egoístas. Temas tan graves como la superpoblación mundial o el cambio climático los dejamos apartados cómo planes del futuro, preocupándonos del aquí y ahora. Muchos de los Grandes advertían los efectos de la ignorancia, pero estos se veían silenciados por las grandes mediaciones que aflojaban el grueso del asunto. Dante Alighieri afirmaba que los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral. John Lennon rezaba que la vida es fácil con los ojos cerrados. Lo más grave es que cuando topemos cara a cara con el asunto, ya no habrá nada más que hacer.

Un grupo de veinte o treinta osos polares* se abalanza sobre mí, escapando de una despiadada ola de calor que deshiela la fina capa de hielo de la Pendiente de Hallen. Tal paisaje, blanco sobre blanco, me deslumbra y me asombra. Echo a correr siguiendo los pasos de los osos para no verme acechado por la grieta antártica. Digo adiós a tal paisaje que pronto se sumaría al mar por última vez. No me doy cuenta de que soy el último hombre que cruza las Tierras de la Reina de Maud. Me invade una terrible pena al comprender que nadie más verá salir el sol en esos adentros por culpa de la actitud egoísta e ignorante del ser humano. Me avergüenzo de ser uno de ellos, cuando podría ser una simple gaviota que alza sus alas al vuelo, sin sed alguna de aventura como yo ¿Puede ser verdad que los humanos no nos damos cuenta verdaderamente de lo que importa? Una vida humana en términos geológicos solo es equiparable a un mero suspiro. Pero ese suspiro puede hacer más cosas para cambiar nuestro entorno, comprometiendo a los otros a seguirle. Un líder podría servir para algo más que para dar guerra. Mientras huyo, a espaldas de la exagerada reunión de osos corriendo por la supervivencia, por lo que en realidad importa, la canción Ground Control to Major Tom suena en mi cabeza, despidiendo mis suspiros en compañía de las montañas heladas que caen rápidamente en efecto dómino:

For here Am I sitting in a tin can Far above the world Planet Earth is blue And there’s nothing I can do

El monte Krakken se ve vencido por el temporal abalanzando toda la nieve hacia el frágil suelo azul que me sonríe brillando bajo el sol…

Ground Control to Major Tom Your circuit’s dead, there’s something wrong Can you hear me, Major Tom? Can you hear me, Major Tom?

No hay nada que hacer para derrotar mi sonrisa. Estoy exactamente donde quiero y debo estar. Entonces, mientras mi universo se desliza hacia el fría agua, sumergiéndome hacia mi bello lugar de reposo, pienso en que el viento puede retenerte, pero también liberarte. Miro a mi alrededor por última vez y saboreo el silencio.

Can you hear me, Major Tom? Can you…

*No hay osos en la Antártida, pero el lapsus se perdona.

La luz de la noche, Maria Costa i Andreu Monclús. BAT. Jesuïtes Casp. Musicat per Maria Coma.
Me llamo Hilal ibn Anwar. Vivo en Alejandría y soy pescador, como mi padre, el padre de mi padre, el padre del padre de mi padre,…

He aprendido de ellos y, siguiendo su ejemplo, siempre salgo a pescar por la noche, alumbrado por la enigmática luz que emana el agua. Es un misterio insondable, pues nadie ha sabido nunca el porqué de este hecho. Pues bien, me parece que ya es hora de que salga a la luz la verdad de este suceso.

Hay cientos de leyendas que corren por la ciudad acerca del gran Faro de Alejandría, construido sobre una isla que lleva el mismo nombre. Unas cuentan que el Faro fue derribado por un ilustre emperador, mientras que otras, aclaran que fue un intenso terremoto el que causó su destrucción.

También está extendida la creencia de que quedó sumergido junto con la antigua ciudad de Alejandría. Esta última es la menos fidedigna, pues el Faro nunca lo han encontrado. Sin embargo, es la verdadera.

La antigua ciudad de Alejandría, con sus majestuosos templos y lujosos palacios, quedó sumergida debido al desmesurado peso que el suelo debía soportar. Siglos después, se hallaron las ruinas de muchas edificaciones pero nunca se llegaron a encontrar restos del Faro.

La dureza, el brillo y la variedad cromática del mármol hacía que fuese el material más utilizado en aquella época. Pero lo que nadie sabe es que Sóstrato de Cnido, el arquitecto del Faro, no utilizó esta piedra. Para la construcción usó una variedad de ópalo, la hidrófana, un mineral blanco mate que, al entrar en contacto con el agua, se torna transparente.

Sabía que, de esa manera, si su obra quedaba sumergida, se conservaría y, a la vez, desaparecería para siempre.

Los vestigios del Faro nunca se encontrarán debido a su transparencia.

El Faro de Alejandría, Faro ahora de aspecto vítreo que yace en las profundidades oceánicas, redobla cada noche la luz de la luna, creando así un paisaje mágico en el que los pescadores nos adentramos, sin temor a nada.

Tormenta, Noelia González. BAT. INS Jaume Huguet. Listen Tormenta of El Gremio

La playa en invierno tiene algo especial, como de feria abandonada. Flota un aire enrarecido por los momentos felices que recuerda y aguarda. Se respira una tranquilidad atemporal de las que te hacen creer que el eje cronológico no corre para este lugar. Huele a sal y a lluvia venidera. Los vientos embravecen tanto el oleaje como mi cabello. La arena fina se pega a mis pies, esa arena que corre en el reloj del mundo atestiguando grandes victorias y horrendas derrotas. Se podría aprender tanto sólo escuchando a la arena y su historia… El murmullo irrefrenable y rugiente del mar me hipnotiza. Me recuerda tantas esperanzas perdidas y bañadas en sal. Me recuerda los porvenires que me traerá una nueva corriente. Porque el agua es siempre igual, pero nunca la misma. La tormenta se acerca acompañada de incertidumbre. Finalmente, la lluvia cae mojando un rostro de agua. Agua sobre agua. Un trueno resuena en lo alto como una campana anunciando un armagedón que no llega, una amenaza inútil contra un horizonte que no se acaba. Llegué hasta aquí por un camino asfaltado por retazos de sueños pálidos y rotos buscando luz. Y la encontré. Un rayo en el mar es mi guía y me dispongo a seguirla allá donde me llevase. Porque, después de tanta oscuridad, cualquier luz es buena.

The light of my world, Berta Llanas. BAT. Escola Sant Gregori. Listen La llum del meu món of Samitier

Ever since the beginning of the world I have been drifting ceaselessly and monotonously through the seas. As the years passed by, I started to wonder what was the purpose of my existence until a painful loneliness popped out of the blue followed by a deep depression. I found myself lost in a world which, at that point, looked completely estrange to me. Dragging myself softly and slowly from one place to another, I bumped into what humans call “a beach”. A loud scream of joy awoke me from my state of reflexion and for the first time ever I observed a human being, specifically, the one who had emitted such a noise. He was a small boy, quite tanned, with brown hair and had extremely huge olive eyes. I became absorbed watching, in detail, every single move he made. While playing with other waves like me, his laughter seemed to grow stronger. I remained there watching how he teased them, how he tried to escape from them and how he swam freely around them. Suddenly, he looked over and, as if he knew I was staring, he threw himself towards me. This action came as a complete surprise to me, that’s why I got scared and backed off. In spite of my cold reaction, the boy seemed to like my recoil and kept chasing me. At that instant, I knew my whole life had changed. What was I feeling? I wasn’t entirely sure but, somehow, it felt right.

From that day on, I returned to the beach every single day to play with the little boy from morning to afternoon.Throughout the weeks, our friendship grew up to a point where the bond which kept us close became unbreakable. I finally felt I was useful to someone and my hurting feeling of isolation had disappeared. I knew I belonged by his side.

Unfortunately, happiness is not everlasting. The cold weather came taking away all I had ever cared about but, instead of going back to square, I will stay positive thinking of what a great friendship we built and I’ll be waiting in the shores, faithfully, for the return of the light which brightened up my world and so wisely guided me through the solitude’s gloomy darkness.

Refracción, Germán Cánovas. Categoria más de 18. Listen Refracción of Renaldo&Clara

No te muevas, me dices de repente,
me apuntas con el iPhone decidida;
has vuelto a tener uno de esos
Ramalazos de artista.

Todavía
Espero ese momento decisivo,
Cartier-Bresson de la monotonía,
se ve que te hace gracia que se doblen
mis piernas bajo el agua, aquí en la orilla.

Un fenómeno sencillo
Te parece original,
o lo subes a Instagram
o revientas, por lo visto.

Cuando logro salir, por fin me enseñas
La foto que has subido, me he fijado
En el hashtag que has puesto: #refracción
(eso me pasa por salir con chicas listas),

Y te he mirado con odio por haber
convertido esta playa ya en memoria
por torcer este día en un recuerdo
que muy pronto voy a querer borrar.

Invited text: Celacant, of Màrius Serra. Listen Celacant of FFFOC (Pol Ducable, Marc Egea i Jordi Vallvedrú)

Sense llum no hi ha color
sense color no hi ha alegria
Sense alegria tot és foscor
Però sense foscor no hi ha vida

M’enlluerna la foscor
dels meus abismes
Sóc un fòssil emèrit
que neda contra-corrent
Sóc un cec supervivent
Abissal, colossal, pretèrit

Ningú no m’ha ensenyat mai
on acaba la foscor que habito
Negra és l’única claror
que conec i que m’explico
Tenebrosa i opaca negror,
llòbrega i nocturna, sospito

Sense llum no hi ha color
sense color no hi ha alegria
Sense alegria tot és foscor
Però sense foscor no hi ha vida

I jo, no sé si ho entens,
Vinc de la foscor dels temps
Celacant sóc,
Celacant he estat
Celacant seré

T’estimo com un celacant
és capaç d’estimar la llum
des d’una fossa marina
que no et veu però t’imagina
difusa, etèria, a contrallum

T’estimo com un celacant
que només coneix l’abisme
però intueix que allà dalt
hi ha algú que està pescant
i completarà l’exorcisme

Treu-me d’aquest pou infinit
Treu-me d’aquí, malparit
Pesca’m, hissa’m, analitza’m
Obre’m, disseca’m, divulga’m

Per esperar-te no m’he extingit
Pensa en mi des d’allà dalt
i sentiràs els meus càntics celacàntics
de celacant enamorat

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The first edition The second adventure