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Los músicos y sus canciones
Bläue Revolución fotónica, adaptació del conte d’Alba Hernández “Reunión fotónica”.
D-Fried Llums, estrelles i memòries, lletra de Karen Cortés.
Exxasens Light of the day, lletra de Simon Immerzeel.
Fernando Lagreca Dos amics espacials, lletra de Guillem Santos.
Glissando* Thomas, lletra de Nil Santané.
Joan Colomo Lux, lucis, adaptació de l’assaig de Jesús Badenas Lux, “Lucis”
Lucy & the Bossons That Light, adaptació del conte de Mayte Gutiérrez, “Noah y yo”.
Megaafonia Tú ets la llum dels meus somnis, lletra d’Eva Marin.
Miss Q Fotons, lletra d’Aitor Gil.
Pulpopop Veig una llum, lletra de Laura Núñez.
Textos seleccionados
Reunión fotónica, Alba Hernández Fábrega
La presión era insoportable. El ruido ensordecedor de la multitud allí presente contrastaba con el silencio del espacio vacío circundante. El agujero negro atrapaba a todo aquel que se atrevía a sobrepasar su horizonte de sucesos. En medio de aquel barullo un grupo de fotones discutían amistosamente.
-De mi infancia lo único que recuerdo es una gran explosión que me mandó al quinto pino. Desde entonces no he hecho nada más que vagar sin rumbo… he visto todo tipo de cosas: kilómetros y kilómetros con apenas unas pocas moléculas y estrellas pequeñas tan pesadas que una cucharilla de su substancia pesa más que la mayor de las montañas del planeta Tierra – dijo un fotón que oscilaba con gran rapidez, posiblemente un fotón de rayos gamma.
-Va, va, no seas tan fantasma. Aun siendo verdad lo que dices mi pasado es bastante más interesante que el tuyo: yo transmití, en cuestión de segundos, una pequeña parte de una sílaba de la famosa frase “Houston, tenemos un problema”, hará unas cuatro décadas –le replicó otro que oscilaba mucho más lentamente, cosa que le hacía parecer mucho más largo que su interlocutor.
-La verdad es que mi historia es más bien aburrida comparada con las vuestras: lo único que soy capaz de recordar es que, un 23 de abril, salí despedido desde el pétalo de una rosa para ir a parar a los ojos de un terrícola. Dicen que eso les permite observar las cosas con distintos colores –esta vez el fotón oscilaba a una velocidad intermedia entre las dos anteriores y su longitud indicaba que, en los ojos de un humano, se manifestaría como el color rojo.
De repente, una voz mucho más débil interrumpió la conversación:
-No entiendo qué me pasa. Las altas presiones deben estar afectándome. Os veo como elevaciones que se van moviendo, como si fuerais ondas. Sin embargo en mi pasado he chocado frecuentemente con seres como vosotros, impactando cual bola de billar en el bar de mi calle. ¡Y qué dolor! Y chocar contra una onda no tiene ningún sentido. ¿Se puede saber qué demonios sois? Encima soléis iros sin pedir disculpas y a menudo cambiando de color.
-¡Un mísero electrón se atreve a dirigirnos la palabra! Encima ignorante como pocos. Ya deberías saber, a estas alturas, que nosotros podemos ser partículas u ondas según nos venga en gana. Ya me lo decía mi tío Jorge: hijo mío, la vida de un fotón es realmente complicada, pocos conseguirán comprenderte. ¡Cuánta razón tenía! Por desgracia murió al impactar contra una pared extremadamente oscura.
De repente una gran agitación se apoderó del lugar. Pese a que todos los allí presentes estaban apretadísimos se intentaban apartar hacia los lados para dejar pasar a algo o alguien que acababa de llegar al lugar. Después de unos segundos de alboroto los recién llegados se hicieron visibles. Una interminable fila india de fotones idénticos moviéndose acompasados arriba y abajo, como presos de una danza interminable y monótona, se abrían paso entre la muchedumbre. Los fotones que antes discutían ahora miraban asombrados a los nuevos inquilinos. En cuanto llegaron a la altura del fotón de color rojo este habló:
-¡Nunca había visto nada parecido! ¡Sois prácticamente idénticos a mí y os contáis por cientos! ¿Y por qué os movéis de esta forma tan extraña?
Todos los miembros de la fila contestaron al unísono:
-Venimos de muy lejos, de un planeta de la Vía Láctea cuyos habitantes llaman Tierra. Procedemos de lo que ellos llaman “un láser”. No podemos evitar ir uno detrás del otro y siguiendo todos el mismo ritmo.
-¡Yo también he estado allí! ¡El universo es un pañuelo!- contestó el fotón de color rojo -contadme, ¿cómo van las cosas por allí?, ¿aún se esfuerzan una y otra vez en hacernos pasar por pequeñas oberturas? Me contaba un primo mío que estaba harto de pasar una y otra vez por pequeños agujeros para acabar impactando contra una pared.
De nuevo todas las voces contestaron al unísono:
-Pues sí, y la cosa ha ido a más. Se repite esto a lo largo y ancho del planeta Tierra. No sé qué extraña fijación tienen los humanos con nosotros. ¿Qué diablos pretenden conseguir haciéndonos estas perrerías?
-Yo no he estado allí -añadió un fotón que se había mantenido al margen de todas las discusiones, pero que ahora parecía decidido a dar su opinión- pero me han llegado rumores de que en ese planeta nos manipulan a conciencia. Nos mandan de un lado a otro sin cesar, con todo tipo de información y mensajes… ¡Y cada vez va a más! Me han llegado a contar, aunque creo sinceramente que no es posible, que cada uno de los seres que allí habitan dispone de un pequeño aparato de bolsillo y que cuando les da por usarlo este emite millones y millones de compañeros como nosotros cada segundo y les manda a placer a cualquier otro lugar.
La fila india de fotones acompasados no pudo responder porque ya se habían alejado demasiado.
Lo último que hablaron sobre los humanos les hizo reflexionar sobre las condiciones en las que vivían, se dieron cuenta de que estaban a su merced.
-Yo creo que deberíamos poner remedio a esta situación, no nos podemos dejar manipular de semejante forma. Me han hablado de un gran astro radiante de hidrógeno y helio, mediante la fusión de los cuales emite grandes cantidades de fotones que, al llegar a la Tierra, hacen que ésta esté calentita. Sin embargo, si nos pusiésemos de acuerdo, bastaría con que una pequeña parte de los fotones que vagan por el universo se dirigiesen allí, para que el calor irradiado fuera suficientemente grande como para provocar la destrucción del planeta… sí, sí, lo veo. ¡Seguidme!
A lo largo de este discurso, el fotón había ido subiendo el tono de voz, y cada vez eran más los que lo miraban fijamente. Cuando acabó de hablar hizo un gesto a la multitud que empezó a moverse, aun con lo difícil que era realizar tal acción en ese lugar, en busca de nuevos adeptos para la iniciativa. Lástima que no supiesen lo imposible que es salir del centro de un agujero negro.
Llum, estrelles i memòries, Karen Cortés Rodríguez
Incandescent, sublim, pur i transparent; era així com els vells habitants dels petits pobles d’Islàndia relataven l’aparició de les llums de cada nit als inicis de l’estació que auguraven l’arribada del fred hivern.
El petit James observava atentament l’espectacle que li oferia el cel marí estelat del vint-i-vuit de desembre agafat de la maneta del seu avi, les mans del qual estaven endurides per l’esforç i el pas del temps. La seva mirada blava es perdia en l’infinit del full blau que s’estenia sobre ell, els estels semblaven brillar d’alegria per la seva arribada i les llums blaves creaven exòtiques danses damunt el seu cap creant així un aire carregat de confusió i misteri que deixava oberta la porta de la gàbia a la imaginació. James, encuriosit per l’espectacle, li preguntà al seu vell avi Brian d’on provenien i per a que servien les llums dansants.
– No ho se petit. Des de que tinc consciencia, les llums venen cada any a presagiar l’arribada de l’hivern.
– I de què estan fetes?
– Doncs no ho se… –Li respongué l’avi deixant anar una rialla entre dents, acte seguit mirà el seu net – Fem una aposta?
– Es clar! –Li contestà el petit animat per la proposta del major – Digues digues!
Brian s’agenollà per quedar a l’altura de James i li va dir la seva proposta:
– Quan siguis més gran, estudiaràs fins que coneguis l’origen, i a canvi, et donaré això…
L’avi li ensenyà un rellotge daurat com els raigs de sol al matí. Un rellotge el qual atreia tota l’atenció de James.
– D’acord! El rellotge serà meu!
I dit i fet, van segellar l’aposta amb una abraçada.
El temps no passa en va i mentre passa i ens despentina el cabell, tot ens pot ocòrre, com a en James.
El seu avi morí. En James plorà fins que les llàgrimes dels seus ulls blaus s’extingiren en la tela obscura de la seva jaqueta negra, però el que més mal li feia era saber que mai no podria explicar-li al seu avui l’origen de les llums al cel.
I després de molts misteris, nits sense dormir, el petit James va descobrir la llegenda que relatava que les llums son les ones del mar que transporten les ànimes dels morts per tot el mon, que porten les alegries, pors, tristeses, malenconies dels essers del més enllà i quan una estrella brilla al capdamunt del firmament, es perquè algú pensa en nosaltres.
Light of the day, Simon Immerzeel
The first light appears when the dawn breaks.
As the day clears the past still aches.
In the brightness of the day
I believe now I can hear
the sound of my name
that makes me stay here
the red disk keeps turning
while I listen to that song
and the memories are still blurring
now, everybody’s gone.
And when shadows start growing
I realize after so long
it’s so dark
I can’t be free
and I go back where I belong.
Dos amics espacials, Guillem Ramírez Santos
“Avui és un gran dia. El viatge espacial més llarg de la història, triplicant l’últim pel que fa a llargària. Thomas Zhierkov, únic astronauta en la nau, intentarà l’impossible: col·locar-se en l’òrbita de l’Alfa Centaurus, l’estrella més propera al Sistema Solar, però separada per uns 37 bilions de quilòmetres, uns 4,2 anys llum, distància que Thomas Zhierkov recorrerà a una velocitat d’unes 0,8 vegades la velocitat de la llum. Es calcula que Zhierkov tornarà al nostre planeta d’aquí a aproximadament 11 anys; sense cap mena de dubte és un viatge que marcarà un abans i un després en el món de l’astronomia, un viatge arriscat i…”.
En Max va apagar el televisor. Estava enrabiat: feia anys que estudiava i s’entrenava per ser ell l’home que havia de fer aquell viatge. Anys i anys de dedicació, i al final havien escollit aquell rus, aquell amic seu de la infància. Potser això era el que li feia més ràbia. En aquells moments recordava quan duien coets de joguina a classe per jugar-hi, o quan en Thomas es quedava a casa seva per veure els estels amb el telescopi nou de trinca que li havien portat els reis.//Va ser ell qui el va enganxar en el món dels planetes, de les estrelles i els forats negres. La fal·lera per aquell món els va durar al llarg de l’adolescència i la joventut, i va ser en Thomas qui, feia uns 11 anys, li va proposar anar a presentar-se a unes proves que realitzava la NASA. Tots dos van ser acceptats, i van progressar tant que la direcció va decidir que volien que un dels dos fos l’únic astronauta de l’Operació Centaurus, però al final es van acabar inclinant per en Thomas. En fi…
12 anys i 3 mesos més tard, en Max Wallace estava mirant per televisió com en Thomas Zhierkov tornava a ser el protagonista del progrés de l’ésser humà. Tots els mitjans de comunicació estaven presents al seu aterratge, fanàtics amb banderes russes, familiars i amics exultants d’alegria… Tot estava preparat, per al primer aterratge en descens vertical després d’un viatge interestel·lar, ja que en Thomas no es limitaria a treure el paracaigudes i que la càpsula caigués en un lloc determinat, sinó que gràcies a les noves tecnologies podria aparcar la seva nau, fet que faria encara més heroica la seva gesta.
L’aterratge va transcórrer amb normalitat.. Llàgrimes d’emoció quan Zhierkov va sortir de la nau. I un crit de sorpresa a casa d’en Max Wallace, que es va aixecar del seu sofà i va sortir al carrer corrents.
Tenia la sort d’haver-se comprat un habitatge a prop de la central de la NASA, i així evitar llargs desplaçaments diaris. Va entrar a la sala on Zhierkov comentava les dificultats del viatge amb els seus caps, perquè l’últim any havien perdut el contacte per una avaria de la nau que en Thomas no havia aconseguit arreglar fins al seu retorn a la Terra. -Potser sí, no ho sé segur. El que és veritat és el que us acabo de dir. A uns 300 milions de quilòmetres de l’Alfa Centaurus , vaig descobrir-hi un petit planeta.
El seu color blau em va impactar; era massa semblant a la Terra, i per això vaig decidir aterrar-hi. M’esperava veure-hi alguna cosa que em deixés totalment bocabadat, però va passar l’impensable. Es tractava d’una espècie de germana bessona del nostre planeta, amb aigua potable i una atmosfera una mica contaminada i massa carregada de diòxid de carboni, però molt semblant a la de la Terra. Els habitants eren com nosaltres, l’únic que tenien els sentits de l’olfacte i la vista més desenvolupats, i alguns tenien els ulls grocs, fet que encara trobo inexplicable. Em va sobtar que el cel es veia de color vermell. Què creieu que hi passa?
-El nostre cel és blau perquè els gasos de la nostra atmosfera capten una part de
l’ona curta de la llum i la difonen, fent que el veiem d’aquest color. Hi deu haver, en aquell petit planeta, algun component en l’atmosfera que faci que el vegis d’un color rogenc, potser amoníac o alguna substància semblant.
Segurament aquest component influeix en el color dels ulls, ja que els habitants d’aquest planeta hauran desenvolupat una coroides més resistent – va dir el doctor Müller.
-Bé, en tot cas, quan analitzin totes les mostres que he portat, ja ho esbrinarem –va afegir Zhierkov, amb un to que suggeria ganes de canviar de tema.
-Com és que has envellit tant, si ara només tens uns quaranta-un anys? Per la fatiga del viatge, la manca de temps i de mitjans per cuidar-te estèticament…- va observar el cap de l’operació, Charles Clinton.
-És més, fins i tot pensàvem que et veuríem molt més jove- va afegir l’ajudant del doctor Müller -. Us sabeu la història dels dos germans bessons que va emprar Einstein per explicar la Teoria de la Relativitat? Vam calcular que tindries un aspecte de 34 anys, ja que estar en una major velocitat el temps t’hauria transcorregut més lent que a nosaltres!
-Thomas, estàs segur que no vas consumir en aquell planeta alguna substància estranya?– va preguntar en Max Wallace.
-N’estic segur. ¿Això vol dir que hem trobat per fi l’experiment que demostra que la Teoria de la Relativitat no és correcta?- es va interessar Zhierkov.
-No, no pot ser això. El que haurà passat és que per a ell el període de temps haurà estat més curt que per a nosaltres, però sotmetre una persona a aquestes acceleracions el pot haver fet envellir – va aclarir el doctor Müller.
-Que bé! – va dir irònicament Zhierkov. Es notava que estava un pèl amoïnat –. Per cert, si he envellit tant, quan parlarem de la meva jubilació? A partir d’ara podré dedicar-me a passar-m’ho bé amb el meu millor amic, en Max Wallace, a qui tant he trobat a faltar aquests darrers anys.
Tots dos amics es miraren i somrigueren, com sempre ho havien fet, amb sincronitzada complicitat.
Thomas, Nil Santané Nadal
La llum es projecta,
s’obre pas,
trascendeix el temps,
flueix en l’aire.
Quasi imperceptible,
impenetrable,
inalterable,
imparable,
discreta,
però constant.
Entre dos escletxes en el temps
dos finestres a l’horitzó,
creen solsticis i aurores
albades i claror.
Com ones vibrants en l’aire,
fluint, avancen pel camí,
són com corpuscles d’un fris d’imatges
que persegueixen un sol destí.
Per fí ens atrapen i ens il·luminen
amb la seva màxima claredat,
sobre la vida es projecten,
mostrant la seva existència:
reflexes irisats.
Lux-lucis, Jesús Badenes
Radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano, así pues en el espectro visible. La dualidad de su naturaleza de onda-partícula ha sido teóricamente bien establecida por la mecánica cuántica y empíricamente comprobada. Su velocidad en el vacío alcanza los 299.792.458 metros por segundo. La base de nuestra física es que esta velocidad no puede ser superada por ningún otro movimiento existente en ningún otro medio. De ello depende la teoría de la relatividad. No, ni siquiera por los pequeños neutrinos impulsados por una energía “infinitamente” concentrada en un acelerador de partículas de ultimísima generación. Irradiación de los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia. Física y química. Cierro los ojos. Me tapo los oídos. Cruzo los brazos. No tengo gusto ni olfato. Trato de imaginar un mundo sin luz. Sin objetos visibles, ¿existe el mundo? Me doy cuenta que en el primer paso he dado con la eterna pregunta, el eje conductor de la historia de la filosofía y del pensamiento humano. Platón y su mito de la caverna: un mundo iluminado que no es cierto y una realidad oculta en la más completa oscuridad. No sé responder. ¿Existen los agujeros negros, si son agujeros y son negros? La ciencia dice que sí. Pero la ciencia, supuestamente apoyada en el análisis empírico, a veces representa el mundo mediante ecuaciones, constantes y teoremas. Demasiada abstracción. Observo una realidad física incontestable: el interruptor de mi habitación. On y off. Me acuerdo cuando era niño y me aterraba la oscuridad, metáfora de la nada. ¿Es la nada “nada” o simplemente “algo” que carece de luz? Abro los ojos y veo un rayo de sol atravesando el aire polvoriento de mi habitación. Sonrío aliviado. Luz como esclarecimiento, o claridad de la inteligencia. Me acuerdo de Descartes: “pienso, luego existo”. La luz no es sólo onda y partícula física. No sé por qué en este punto me acuerdo de Einstein: materia y energía. Sonrío de nuevo, reforzado: materia para “ser”, energía para planificar, luchar y conseguir. Cierro los ojos. Me rebelo: no necesito ver. Luz como metáfora de Dios, modelo, persona o cosa, capaz de ilustrar y guiar. Luz como cultura, el siglo de las luces, la luz de la razón. No me doy cuenta que he vuelto a caer en la abstracción. La verdad. Cuando era niño, la verdad era nítida, un fin en sí mismo, un factor a respetar y a conseguir. Ahora es a veces caprichosa, retorcida, no siempre deseable o lo mejor. ¿Dónde está la luz? Me doy cuenta que contradictoriamente es la que me permite ver esas aristas: el ángulo y la línea recta son fáciles de palpar. Para captar una superficie compleja e irregular necesito luz… Un mundo desconocido conlleva el reto del aprendizaje, del descubrimiento constante. Lo hace interesante. Abro los ojos. Miro la luna. Para la luz, dista 1,25 segundos de la ventana de mi habitación. Envidio esa rapidez infinita en el camino hacia el objetivo perseguido… Yo dudo, divago, me desanimo y me canso. De pronto, algo se interpone en mi razonamiento: pienso que tal vez el rayo querría espesar el aire todo lo posible discurrir más despacio, para poder detenerse y mirar el impresionante universo que recorre. ¿Qué hay del paisaje: la gente, las cosas, los acontecimientos que acompañan el camino? ¿Lo maravilloso es llegar o estar yendo? ¿El partido ganado o los preparativos, las conversaciones sobre el partido que vamos a ganar? Pienso que tal vez la luz era sólo corpúsculo y quiso convertirse en onda para propagarse mientras o antes de avanzar, en un diámetro un poco más ancho que el tenue paso de una partícula infinitesimal por el espacio. La relativa lentitud de mi andar se me hace inmediatamente más llevadera desde este pensamiento. Me gusta anticipar, adivinar, imaginar, soñar… Por un instante, sólo por un instante, me siento más poderoso y afortunado que la propia luz. Brillante, mate, ceniciento, transparencia, opacidad… Elementos o atributos de la luz. Dicen que desde la luna podríamos ver la jungla de neones de Las Vegas, y las terribles explosiones de Afganistán… El Big-Bang. Luz en la creación y en la destrucción. En el fuego primitivo y en la pantalla de mi ordenador cuando de pronto lo despierto de su descanso con el ratón. Allá, en lo alto, siempre el sol. 150 millones de kilómetros que veo con ocho minutos de retraso. Tarde, incompleta, pero su luz me alcanza, me acaricia y me conforta… Todo yo me siento de pronto contagiado de una extraña fuerza positiva que en un memorable momento me revela que ser capaz de lo peor es ser capaz de lo mejor. Recuerdo la extraña luz llena de niebla de las pinturas de Turner, recuerdo la mirada luminosa de la Gioconda en el centro de un entorno oscuro. Recuerdo el brillo de los ojos de mi madre cuando la abrazo. Recuerdo el blanco inmaculado de la novia que vi el fin de semana. Completa absorción de la luz. Cierro los ojos y, a pesar de ello, siento que la luz me rodea en un manto invisible que hace el mundo visible y por tanto real. Imagino infinitas pequeñas ondas en un bello baile eterno, simultáneamente libre y prisionero de su camino, a la vez inseguro y ordenado. Siempre dibuja una trayectoria en forma de pertinaz flecha en línea recta a su objetivo. ¿Cómo es posible? La luz, el curso del río, la vida… Reflexión, refracción. Avanza, choca, corrige, es igual: siempre hacia un objetivo… ¿Sabré encontrar también yo mi destino en el interior de mi propio caos? Me duermo tranquilo. Mañana será un nuevo día.
Noah y yo, Maite Gutiérrez Soler
Después de años, me decidí a escribir nuestra historia. Como le había prometido. Cogí mi máquina de escribir y cerré los ojos recordando cada instante, notando cada punzada dolorosa que provocan los recuerdos… Todo empezó la primera vez que cruzó el umbral de nuestra clase. Su cabello negro impecable, sus ojos verdes penetrantes, con una piel blanca como la nieve y una sonrisa murria perfecta. Era nuestro nuevo profesor de física. Noah. Durante sus clases había un silencio total. La mayoría de chicas se embobaban escuchándolo y mirando sus ojos verdes y los chicos miraban al hombre que les gustaría ser cuando creciesen, su modelo a seguir. Hacía que la física nos pareciese tan atrayente…Tan fácil de aprender… La mayoría de sus clases se basaban en la luz. Estaba fascinado, diría que incluso con un cierto grado de obsesión. Yo cada día anhelaba mas asistir a sus clases, escuchar su voz. Y llamadlo instinto femenino pero notaba como si centrara especial interés en mi. Cosa que completó mi loco enamoramiento hacia Noah. Y mi instinto no falló. Nos encontrábamos a escondidas entre clase y clase en los pasillos más perdidos del instituto, iba a su pequeño pero acogedor piso y nos contábamos lo que habíamos hecho durante el día y dábamos largos paseos por un bosque en las afueras de la ciudad donde nos contábamos los sueños e ilusiones de dos personas completamente diferentes que escondían su amor. Pero no todo era de película. Notaba cosas raras en él, a veces hablaba de forma extraña o hacía cosas no muy normales. Su obsesión por la luz iba mas allá que en sus clases. A veces, por las noches, hablaba en sueños y decía cosas sin sentido sobre experimentos, otros países y hasta incluso decía palabras en un idioma que no supe identificar. Hasta que aquello sucedió. Era un día como cualquier otro. Bueno, como otro cualquiera tampoco… Quería darle una sorpresa. Pasé por la cafetería de la esquina, cogí dos cafés para llevar y subí a su piso. Cuando piqué a su timbre nadie contestó, y al apoyarme en el pomo de la puerta se abrió, cosa que me extrañó. -Noah, ¿Estás ahí? Crucé el recibidor, el comedor y el salón. Y llegué a la puerta de su habitación. La puerta estaba cerrada. Unas imágenes cruzaron por mi mente y sonreí. Decidida, abrí la puerta. Los cafés cayeron al suelo, estaba petrificada. Había una serie de ordenadores, pantallas y todo tipo de artilugios esparcidos por toda la habitación, cosas que nunca antes habían estado allí. En medio de la habitación, un objeto irradiaba una luz muy potente, conectado al corazón que Noah, el amor de mi vida, sujetaba con sus manos. Un corazón humano…Entonces se giró y me vio. Y todo se volvió completamente negro. Desperté en medio del bosque y él estaba a mi lado. Yo temblaba e intentaba gesticular alguna palabra sin resultado, estaba muy asustada. Él se acercó y me abrazó. -Escúchame bien, todo esto te parecerá complicado e incluso no confiarás en mí o pensarás que te he engañado pero necesito que oigas lo que te voy a decir. Soy un extraterrestre. No nací en la Tierra. En mi planeta han descubierto una nueva forma de producir luz, una luz muy potente. Pero necesitaban corazones humanos. Para que te hagas una idea de la potencia que tiene, con un corazón y nuestra tecnología podríamos iluminar una ciudad de las vuestras durante dos años enteros o también… Ya no le escuchaba… ¿Entonces había sido todo mentira? Nuestro amor, nuestra historia, ¿todo? ¿Me había utilizado? Mis lágrimas brotaban sin parar, como si no tuvieran fin. -Cuando nos faltan suministros, mandan a algunos de nosotros a la Tierra en busca de más. Tú me llamaste la atención desde el primer momento en el que te vi. Por eso te escogí. Mala decisión. Me acabé enamorando de ti y todo mi plan se esfumó. No podía ni pensar en hacerte algo tan horrible. Tan solo el hecho de que te pasase algo ya me dolía. Estando a centímetros de ti mi corazón late a la velocidad de la luz. Por eso esto tiene que terminar, lo nuestro no debería haber pasado. Tengo que volver. Hemos vivido momentos que nunca olvidaré, me has hecho cambiar. Me has enseñado lo que es amar y es algo que te agradeceré por siempre. -Pero Noah, no me puedes dejar ahora aquí. Yo te necesito a mi lado. Necesito nuestros paseos, nuestras charlas, todo. No sobreviviría… -Prométeme una cosa. Prométeme que algún día escribirás nuestra historia. Así, allí donde quiera que esté en el inmenso universo, estaré contigo. Sabía que no le podría hacer cambiar de opinión así que con los labios salados con regusto a lágrimas le dije: -Te lo prometo. Y entonces me besó. Fue el beso más intenso y más sincero que nunca he dado. Cuando abrí los ojos, Noah había desaparecido para siempre.
Tu ets la llum dels meus somnis, Eva Marin Torres
Tu ets la llum dels meus somnis
difracció dels meus colors
amb tu tot és alegre
com un perfum de flors.
Dualitat entre nosaltres
esclat ple d’alegria
celeritat intensa
tranquil·la refracció.
Un univers complet
no té fotons encara
que el nostre amor mesurin,
l’alegria que hi ha ara.
Però si no estàs amb mi
obscura companyia
la llum desapareix
mai torna a ser de dia.
Fugim d’aquest forat
tant negre que existia
dóna’m la teva llum
fes de la nit el dia.
Sóc allà davant, Aitor Gil Flores
Sóc allà davant, a l’òptica de sempre
il·lumines l’aparador de forma tendra.
No sé què dir-te, m’absorveix un forat negre
alço el cap, vull tornar-te a veure.
Te m’apropes i em somrius
radiació de colors vius.
Crido de forma esbojarrada
que t’estimo de nit fins la matinada.
Grisos, verds o blaus
fotons de tots colors
com puc entendre res!
dualitat en mi apareix!
Forat negre del meu cor
que absorveix la teva llum
quina gran celeritat!
ara hi veig amb claredat.
Difraccions en els meus ulls
inspirats pel què tu fas.
Efecte fotoelèctric a tot gas
amor dolç i apassionat!
Grisos, verds o blaus
fotons de tots colors
com puc entendre res!
dualitat en mi apareix!
Resplendor enganyosa, Laura Núñez Bañuls
Veig una llum que se m’acosta,
poderosa però també covarda,
brillant i a la vegada fosca,
dolça i malauradament, amarga.
Avanço cap a l’estrella,
busco la forma de fer-la meva,
ja no puc viure sense ella
la necessito, res més mereix la pena.
La seva claredat em cega,
desitjo apoderar-me d’ella,
res m’ho nega, sóc jo contra el gran astre,
que com més m’apropo, més em crema.
La meva pell s’escama, queda enrere,
però no m’importa perquè ja estic a prop,
la calor que desprens, d’alguna manera m’envaeix
i m’atrapa com els tentacles del pop.
Tu no ets meva, però jo sí que sóc teu,
m’has robat el cos, l’ànima i la vida,
però no em queixo, estem fusionats, ara els dos som un,
ja no sento dolor, però tampoc existeixo.